En las redes sociales cabe toda la vida de un usuario. Desde los mensajes que intercambia a todas horas con sus amigos, hasta las fotos que subió de sus últimas vacaciones. Por eso, es importante proteger todo lo posible esa información de aquellos que no tienen por qué conocerla. Especialmente de los cibercriminales y ciberdelincuentes, que siempre han mostrado un gran interés en el robo de cuentas.
Debemos de utilizar contraseñas robustas y con dificultad
Las claves son la llave que da acceso a todas las plataformas en las que tiene una cuenta el usuario. Por eso, el primer paso para que estas estén bien protegidas es el de contar con contraseñas seguras y difíciles de descifrar. Una buena contraseña debe tener una longitud considerable y ser inteligible. El usuario no debe utilizar en ningún caso una palabra que tenga que ver con él, como sería su mes de nacimiento o su nombre. También debe contar con números, letras y signos especiales, como serían asteriscos o símbolos del dólar. Asimismo, es importante no repetir claves en varios servicios y cambiarlas periódicamente.
Configura la privacidad de tu cuenta para ver quién puede tener acceso a tus contenidos.
Las redes sociales se han convertido en el sustento de muchas personas. Ya sea porque gracias a sus publicaciones se han convertido en «influencers» o porque las utilizan para promocionar sus propios negocios. Sin embargo, si usted es un usuario normal, no hay motivo para que sus fotografías y comentarios estén visibles para todos los miembros de la plataforma. A este respecto, tanto Instagram como Facebook, dos de las redes más populares, cuentan con una funcionalidad que permite seleccionar quiénes tienen acceso a las publicaciones. Si no se emplean este tipo de herramientas, nada impediría, por ejemplo, que un tercero malicioso robase tus fotos de la red social y crease una cuenta de cero en la que suplantase al afectado.
Precaución con lo que publicas o compartes
La información es un bien muy preciado. Mucho más de lo que muchos usuarios se piensan. Por ello, es importante que, antes de realizar cualquier publicación, o de interactuar con una página en concreto, tengamos claro que no nos importa que Facebook, Twitter, Instagram o el vecino de enfrente se enteren de nuestras opiniones.
Hay que tener en cuenta, asimismo, que las redes sociales están interesadas en conocer los gustos de sus usuarios. Datos como el sexo, la afinidad por algún tipo de deporte o el gusto por la moda sirven, por ejemplo, para perfilarlos y mostrarles anuncios publicitarios personalizados.
No cedas tus claves a nadie
Las cuentas de redes sociales, así como de otro tipo de plataformas digitales, como Amazon, resultan muy interesantes a ojos de los ciberdelincuentes. Por eso, no basta con contar con claves seguras, también hay que protegerlas y no compartirlas con nadie. Seguramente, en más de una ocasión se habrá encontrado en el buzón de entrada de su correo, o entre sus SMS o WhatsApp, algún mensaje en el que un tercero intenta, de forma más o menos chapucera, suplantar a algunas de las plataformas en las que tiene una cuenta para que le comparta datos personales.
Es muy importante utilizar el sentido común. En el caso de las estafas que tratan de robar la cuenta del banco del usuario, hay que saber que los bancos no entran en contacto con el cliente por medio de correos electrónicos o vía SMS para pedirle sus credenciales. Es algo muy raro. Yo diría que no ocurre con ninguna entidad.
Y si tu banco no te va a pedir las claves por correo o SMS, evidentemente, tu red social tampoco. Al menos, a no ser que hayas realizado la petición de un cambio de contraseña. Asimismo, en caso de querer contactar con algún usuario, empleará uno de los dominios oficiales de la empresa.
Configura tu cuenta según tus preferencias.
Cuando uno se descarga la aplicación de una red social, es bastante habitual que el servicio pida permiso para acceder a herramientas como el micrófono, la localización o la cámara. Esto no es algo necesariamente negativo, ya que muchas de las funcionalidades de una red social están directamente relacionadas con estas herramientas.
En caso de que un usuario esté especialmente concienciado en temas de privacidad, pero no quiera perder la opción, por ejemplo, de subir «stories» a Instagram, lo mejor que puede hacer es dar y quitar el permiso a la aplicación de turno desde los ajustes del teléfono móvil. Algo que, aunque puede resultar algo engorroso, es posible tanto en dispositivos iOS como Android.