Esta semana los distintos medios de comunicación se hacen eco de los Premios Goya del cine español, los cuales fueron entregados durante la noche del pasado domingo.
Es habitual que la prensa nos ponga al corriente cada año de la lista de nominados y premiados, de sus atuendos y otros detalles.
Pero este año no es posible dar una información completa sobre la gala sin hacer alusión al grave incidente acontecido en relación a la protección de los datos de los asistentes.
Una vez más el colectivo hacktivista Anonymous se autoinvitó a la gala y durante la celebración de la misma publicó en Internet un documento que contenía diversos datos sobre los asistentes. La información fue extraída de la página web del evento, la cual previamente había hackeado. Así pues, los usuarios de internet tuvieron acceso a distintos números de teléfono y direcciones de correo electrónico pertenecientes a actores, productores, representantes y empresarios relacionados con la industria cinematográfica española.
Aunque la totalidad de estas señas no venían acompañadas del nombre de su titular era fácilmente deducible a quién pertenecían buena parte de ellas. Así pues, el derecho de privacidad de los asistentes quedó vulnerado.
Anécdotas como estas se repiten cada día en nuestro país, de la mayoría no se habla porque en ellas no están implicados famosos ni empresas multinacionales, sin embargo, no por ello resultan menos gravosas para quienes las sufren. Es muy difícil encontrar un usuario de Internet que nunca haya tenido que lidiar con una pérdida de datos provocada por un virus y el dolor de cabeza que conllevan sus consecuencias.
A menudo, y más en estos tiempos de crisis y recortes donde parece mirarse más el precio que la calidad, particulares y entidades se confían y relajan las medidas de seguridad destinadas a la protección de sus datos. Esta es una práctica especialmente peligrosa en una sociedad como la nuestra en la que los hackers y los virus informáticos están a la orden del día.
Por ello, desde OZONIA les animamos a que sean rigurosos a la hora de establecer su política de seguridad para la protección de sus datos, de modo que en el futuro no deban lamentar incidentes de ningún tipo.