La evolución de Internet con las nuevas tecnologías y las redes sociales provoca la pérdida de privacidad y que esta quede a la vista de todos.
La evolución de Internet y las nuevas tecnologías ha provocado la pérdida de privacidad (quienes somos, lo que nos gusta, nuestras relaciones sociales y hábitos…). Y tenemos perfectamente asumido que para acceder a ciertos beneficios (una red social, una aplicación en nuestro móvil, un descuento en una tienda online) tenemos que asumir la pérdida de privacidad. En un estudio reciente en Estados Unidos, el 91% de los encuestados adultos creen que los consumidores han perdido el control sobre cómo las empresas privadas recopilan información de sus clientes y el 61% no se fían de la promesa que hacen redes sociales, buscadores o comercios online de que sus datos personales se usarán para mejorar la prestación de sus servicios. Con respecto a los jóvenes, los usuarios de 18 a 34 años son más permisivos con el uso de sus datos personales en la red y creen poseer mayor control sobre estos.
Empresas como Google o Facebook han conseguido recopilar perfiles de usuarios que posteriormente proporcionan a terceros, particularmente a anunciantes (Facebook creó la plataforma Atlas para llevarlo a cabo). Y ambos consiguen beneficios, el anunciante la posibilidad de llegar a posibles clientes y la plataforma una importante beneficio económico y que los usuarios accedan a su plataforma gratis. Por ejemplo, un usuario de la red social Facebook vale cerca de 1,60 euros por trimestre. Parece poco pero si lo multiplicamos por los usuarios de la red social a nivel mundial, la cuantía a ganar podría ascender a millones de euros.
Hay muchas maneras de intentar no dar lugar a la pérdida de privacidad de forma explicita. Por ejemplo no dar nuestros nombres completos en nuestras redes sociales o correos electrónicos, navegar de incógnito, o configurar la privacidad en el acceso a Internet de forma que se evite dejar rastro de actividad. Como ejemplo, los usuarios de entre 18 y 29 años tienden a borrar su historial de navegación, las cookies y usan pseudónimos en sus perfiles de Internet. Pero no son medidas suficientes, ya que habitualmente tenemos muchas cuentas en múltiples ubicaciones. Lo que no contamos en nuestra red social, lo contamos en la cuenta online de nuestro banco, por ejemplo. Y a pesar de que, en el caso de la Unión Europea, se facilita a los ciudadanos el control de sus datos personales y está a la espera de culminar la reforma de su normativa de protección de datos , la tecnología siempre avanza más rapido y al final las leyes acaban siendo parches creados a partir de surgir un problema. Desde la AEPD ponen a disposición del usuario videos y diferentes guías para aprender a elevar el nivel de protección en los servicios y navegadores más utilizados y recomienda a las empresas tomar un papel más activo en la protección de datos para poder evitar futuras sanciones.
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