El correo electrónico se utiliza habitualmente en nuestra vida cotidiana y no está de más utilizar mecanismos para proteger nuestras cuentas de posibles peligros.
A pesar del auge de la mensajería instantánea para comunicarnos con nuestro entorno, en detrimento de otro tipo de comunicaciones, es obvio que todos (o la inmensa mayoría) disponemos de un correo electrónico, que en su momento sustituyó al tradicional correo postal, que ha quedado relegado a la entrega de publicidad y facturas.
El correo electrónico o email es el servicio de comunicación con mayor desarrollo en Internet a nivel de comunicación privada y profesional o comercial y a su vez, es de los medios más utilizados para difundir software malicioso y de contenidos no solicitados. Se accede a ella por un medio electrónico con acceso a Internet (PC, tablet, móvil) o realizando una conexión al proveedor del servicio utilizando un navegador y lleva aparejada la existencia de un fichero con las funciones de buzón de correos.
Los riesgos que puede conllevar un mal uso del correo electrónico son muy variopintos, destacando la recopilación de direcciones de correo electrónico, la suplantación de identidad o la instalación de software malicioso. Para evitarlos, la AEPD recomienda seguir los siguientes consejos:
- Para el acceso, además del código de usuario, usar una contraseña que combine letras mayúsculas, minúsculas y números. Además debe cambiarse de forma periódica (al menos una vez al año) y contener un mínimo de ocho carácteres.
- No utilizar la opción de «Guardar contraseña» que suele ofrecerse para evitar reintroducirla en cada conexión.
- Configurar el navegador para no facilitar a los servidores Web el correo electrónico.
- A la hora de enviar un correo electrónico a varios destinatarios, incluirlos en el campo con «Copia Oculta» (CCO), para que ninguno de los receptores acceda al email del resto de destinatarios.
- Configurar su programa de correo en el nivel de seguridad máximo.
- Mantener actualizado el programa cliente de correo electrónico, el navegador y el sistema operativo.
- No abrir los emails que den dudas sobre su origen y/o contenido sin asegurarse que han sido analizados por un software antivirus.
- Activar los filtros de correo no deseado.
- No utilizar para uso personal la dirección de correo electrónico proporcionado en el marco de las relaciones laborales.
- No reenviar cadenas de mensajes.
- Utilizar direcciones de grupo en caso de remitir correos a un conjunto de usuarios conocido.
- Leer las condiciones del servicio que el proveedor del correo electrónico pone a disposición.
- Utilizar sistemas que permitan cifrado a la hora de enviar por correo electrónico documentos privados.
En OZONIA recomendamos el uso de una buena herramienta de protección de malware.
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