Fábricas, bodegas, minas, centros de producción, parques científicos despiertan cada vez más interés.
El turismo de experiencias crece con fuerza para enseñar un patrimonio histórico o para mostrar un proceso productivo de una empresa en activo. Se trata del turismo industrial, que encuentra en la Norma UNE 302001 una herramienta para mejorar la calidad de las visitas.
La norma UNE 302001:2012, recientemente publicada por AENOR, establece los requisitos que deben cumplir los servicios de turismo industrial ofertados por organizaciones responsables que deseen generar en los usuarios experiencias basadas en el conocimiento de actividades productivas, científico-técnicas o de prestación de servicios, del presente o del pasado.
¿Quién no recuerda aquella visita a Coca Cola o a Danone?
Aquel aroma a aventura, aquel colorido alboroto del autobús, aquella mirada de sorpresa a cada paso y esa sonrisa impaciente al recibir una muestra de regalo. Probablemente nunca recordemos lo que hicimos el día anterior o lo que aprendimos en el colegio al día siguiente, pero sí guardamos en la memoria el recuerdo de aquel día, porque fue una vivencia diferente.
El turista de hoy disfruta con los cinco sentidos: ya no viaja, descubre; ya no visita, aprende. El sujeto de los viajes ha dejado de ser pasivo, para convertirse en un sujeto activo, que quiere vivir una experiencia única e inolvidable, en la que participa no sólo en la elección del destino, sino en el desarrollo de la propia aventura, su aventura.
Porque el destino ya no es la meta, es el principio del viaje. Un viaje, entendido como recorrido interactivo del que uno ya nunca vuelve igual.
Más información: AENOR.es